domingo, 9 de mayo de 2010

Elegir bien el foco


Elegir bien el foco, originalmente cargada por Ayliña.



En España, casi tres millones de personas son voluntarias. Personas que ceden su tiempo y su trabajo gratuitamente en un abanico enorme de asociaciones, ONGs, causas solidarias, instituciones…

He dedicado varios años de mi vida a colaborar en diversas asociaciones. Y puedo jurar que siempre he recibido mucho más de lo que he dado: he conocido gente maravillosa, gente de la que me enorgullezco de que me cuenten entre sus amigos y de los que he aprendido y matizado valores tan antiguos y pasados de moda como solidaridad, desprendimiento, alegría y capacidad ilimitada de lucha. Entre los voluntarios y entre los chavales.

Sin embargo, existe una cara B. 

En todo voluntariado existe un proceso egoísta que considero que debe ser íntimamente controlado por cada cual: la sensación de sentirnos buenos y de que se reconozca nuestra labor hacen que la autoestima o el orgullo disipen los verdaderos fines que nos llevaron a participar en una causa, transformando una labor necesaria y de justicia en algo sin sentido más allá del entorno de nuestro propio ombligo.

Desgraciadamente cada vez veo más casos de estos dentro del voluntariado. 
Y no me gusta. 

He sido feliz como voluntaria y mi reconocimiento personal a nadie le incumbe más que a mí. Olvidar la verdadera belleza de la labor bien hecha en pro de que nuestro nombre figure en tal o cual medio por encima del trabajo de un colectivo, me parece que pervierte la labor de tres millones de voluntarios y que insulta a los que, por justicia, reciben su fruto.

Porque, a diferencia de en la fotografía, en la vida real confundir el foco puede ser un error gravísimo.




Quise poner una canción de Loquillo: "Ara no es fa, jò encara ho faria" pero no la encuentro....

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