miércoles, 10 de marzo de 2010

Laboratorio C. Facultad de Comunicación. Cien pasos noroeste.


Publicación para la clase de Guión Audiovisual. UDC. para Wagon-bar


Cualquier tiempo pasado fue anterior” Les Luthiers

Uno, dos, tres, cuatro… veintisiete, veintiocho… setenta y dos… cien. Exactamente cien. No noventa y nueve ni ciento tres, sino cien pasos exactos desde que traspasé la puerta de entrada hasta que, ahora, en un instante, abra la puerta y una quincena de caras se vuelvan hacia mí.

Adelante. Entro y me siento. Levanto la vista. Misma luz cálida, mismos techos altos, mismo olor a cal. Las mismas paredes rugosas y los materiales prefabricados, la consabida “tarima de las alturas cambiantes” según el ego del orador, las mesas en serie, la gran pizarra verde, los corchos en las paredes con anuncios de hipotéticos pisos, cursos, oportunidades… el mismo murmullo, el mismo ruido, el mismo ambiente joven.

Imágenes de otros tiempos, de otras clases, de otras voces acuden a mis, mucho me temo que oxidadas, neuronas: ¡Todo es tan igual y tan diferente a un tiempo! El espacio se ha ampliado. Enormemente. Retroproyector, altavoces, ordenadores a doble pantalla, micrófonos, auriculares, sillas tapizadas en rojo con ruedas giratorias, torres de alimentación, cables en el suelo…

¿Es esto un aula? Lo es. Debe de serlo. Lo pone en la puerta: “Laboratorio C”. Facultad de Ciencias de la Comunicación Audiovisual.

Sí que es un aula. La mía. O eso es lo que espero, fervientemente, mientras cuento los años: Uno, dos, tres, cuatro…trece… dieciseis... dieciocho. No diecisiete ni veintiuno, exactamente dieciocho años de camino desde que por primera vez entré, con mucha menos aprensión que hoy, en un aula universitaria.

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