jueves, 22 de abril de 2010

Café con medias-sonrisas

Publicación para la clase de Guión Audiovisual. UDC. para Wagon-bar




Me llamó la atención y no tenía porqué. Era una chica normal que caminaba despreocupada por la Calle Real.



Quizá fue su falta de coordinación con el ritmo acelerado que imperaba en la calle lo que hizo que me fijara en ella. Paseaba como no se pasea un martes: sin prisas, con un libro y un cuaderno en la mano, anticipando un café tranquilo y desafiante frente a la actividad frenética de los que la rodeaban, disfrutando del raro placer de la soledad y del sol de la mañana.



Vestía de invierno ignorando la tímida primavera que emborrachaba de luz la calle aún mojada. La gorra, sobre unos rizos imposibles, le caía ladeada sobre el ojo derecho ocultando parcialmente su rostro, mientras que su enorme abrigo gris ondeaba tras unas botas que golpeaban con decisión el suelo de piedra, como comprobando a cada paso y con orgullo la fuerza de sus pisadas.



La seguí con la mirada, pero no fue hasta que se detuvo en un escaparate cuando reconocí como propia aquella medio-sonrisa que le dedicó a su reflejo en el cristal: sonrió como sólo lo hacen aquellos que han redescubierto su derecho a ser felices tras haber perdido la esperanza y que, maravillados, ven que ya no se sienten culpables por ello, que el futuro ya no les da miedo, que es posible y que no les disgusta del todo.



O quizá esa fue la razón por la que pensé que ella sonreía y por lo que medio-sonreí yo también al escribir en mi cuaderno: “ Hoy he visto a una chica en la calle que me ha recordado un poco a mí”, antes de volver a prestar atención al libro que descansaba al lado de mi taza ya vacía.



A Coruña. Primavera de 2010.

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